A la hora de mantener una buena higiene bucal, el cepillo de dientes es nuestro mayor aliado, sin embargo a veces no le prestamos tanta atención a su estado.
Se recomienda utilizar cepillos de cerdas blandas. Independientemente del tipo de cepillo de dientes que utilicemos, las cerdas se desgastan y pierden su efectividad.
Un cepillo de dientes nuevo puede eliminar más placa de los dientes y las encías que uno que está gastado.
Es recomendable cambiar el cepillo de dientes o el cabezal del cepillo de dientes eléctrico cada 3 o 4 meses o, incluso antes, si las cerdas están abiertas o deshilachadas.
También es importante cambiar los cepillos de dientes después de que hayas tenido una gripe o una infección en la boca, ya que los gérmenes se pueden esconder entre las cerdas y dar lugar a una reinfección.
Para mantener limpio el cepillo de dientes, se recomienda enjuagarlo con agua después del cepillado para eliminar los restos de pasta de dientes y la saliva persistente. Escurrir de forma enérgica para eliminar el agua y guardarlo en posición vertical, con las cerdas colocadas hacia arriba para que se puedan secar al aire.
Almacenar un cepillo de dientes en un recipiente cerrado puede causar la acumulación de bacterias, por lo que es mejor dejar las cerdas del cepillo completamente secas y ventiladas después de cada uso. Para evitar la transmisión de virus y bacterias, procura que tu cepillo no esté en contacto con otros.